Si lo que más les importa es el dinero, este lugar no es para Ustedes

Les recreo una situación (real) y que se ha viralizado (hay un video dando vueltas). Un CEO de una empresa importante, en una charla abierta con sus empleados, y ante una pregunta puntual sobre el entendido como escaso o magro aumento anual, responde más o menos la frase del título: “Si lo que más les importa es el dinero, este lugar no es para Ustedes”. Respuesta que se continuó con una larga y conocida historia de sacrificios en el origen, típica de las start ups de garaje, que intenta legitimar los presentes con historias algo artificialmente épicas del ayer. Lo peor de todo, es que uno puede especular, que lo dijo convencido de estar diciendo… lo correcto.

No quiero ahondar más en el sujeto o empresa, porque esta anécdota no es privativa de este caso puntual. Pero es un buen disparador para escribir sobre algo bastante generalizado y más común de lo que se cree.

Es como que a cierto nivel, los lentes propios se atrofian tanto, que la mirada propia parece ser solo la gran verdad. En una situación demasiada cómoda, para poder empatizar con la verdadera realidad humana del empleado común. Esta nueva ceguera, te lleva a pensar que la gente está en el trabajo solo por la pasión, como factor casi único y motivador, dejando el dinero a un lugar relegado. Fácil de decir desde un mullido sillón desde una oficina con vista al río.

Es que en definitiva, es cierto que la pasión, el interés, la satisfacción del trabajo logrado y los motivadores no económicos influyen y mucho. Como desdeñar la importancia emocional  en todo lo que se hace, en todo nivel de la empresa.

Pero el motor humano necesita del dinero (considerado al menos justo) para también andar. Sin él, no hay pasión suficiente para transitar el camino. El dinero mueve al mundo, pero no sólo a los accionistas, sino a los empleados también. La medida puede ser opinable, pero nunca despreciada. Desconocerla, o minimizarla, es el peor de los caminos.

Entonces, un humilde consejo al sr CEO: escuche un poco más, y aleccione mucho menos, y no invocar verdades universales drásticas que encima se viven diferente puede llevar a no cometer papelones. Puede no poder o querer validar el aumento pedido, pero eso no da derecho a la subestimación o ninguneo. Va de onda.

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Diego Regueiro

Director Ejecutivo
www.marketingyestrategia.com


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