Los Negocios del Verano

 

El verano siempre surge como una gran oportunidad. ¿Por qué? De pronto ciertos lugares con poca gente en el resto del año, en forma puntual y por unos meses se “llenan” de gente: es decir una suma grande de gente de vacaciones con espíritu relajado y billetera suelta.  Eso es sinónimo de demanda (gran demanda). Eso es sinónimo de oportunidad, de hacer buenos negocios. Casi sin riesgos.

Históricamente muchos personas iniciaban emprendimientos con vistas a aprovechar esta oportunidad casi de oro.

Ahora bien, lo que en la teoría se presenta como una oportunidad, no siempre lo es. Es importante entender que esta oportunidad tiene ciertas características que hacen que su riesgo sea mayor al que se le cree inicialmente.

  1. Si bien es cierto que la gente está más propensa a gastar, lo hace sí en cosas que le son necesarias para vivir o que no encuentra en su lugar de origen.  Pero no en forma desmedida. Y también más fraccionada.
  2. Así como la demanda es mayor, la competencia también lo es. En ese sentido, no se está solo en esta búsqueda de oportunidades, con lo cual puede pasar encontrarse con un nivel competitivo demasiado grande.
  3. En esa competencia, puede haber emprendedores como uno, como también empresas grandes que “apuestan” al verano, no con búsqueda de hacerse el verano sino simplemente con estar “presentes” sin búsqueda de una ganancia extrema.
  4. Por último, los “locadores” de los lugares del verano también buscan hacerse de un gran negocio, pidiendo rentas altas y a valores muy grandes.

De esta forma, los negocios de verano dejan de ser oportunidades tan “claras”, para ser operaciones de riesgo, con altas chances de no salir bien.

Por eso, el negocio del verano ha mudado, y entiendo que antes de emprenderlo es importante considerar los siguientes puntos:

  1. Es difícil recuperar la inversión que se haga en el periodo de un solo verano. Cualquier emprendimiento debe mirarse no como de sólo un verano, sino buscar una proyección de más largo plazo en su recupero de la inversión.
  2. Bajar las expectativas con relación a la demanda real captable, muchas veces los supuestos son demasiado optimistas que llevan a dolores de cabeza
  3. Contar con el capital necesario para emprenderlo sabiendo que, dada la competencia, la apuesta es cada vez más alta en términos de inversión.
  4. Buscar rubros que se destaquen y que permitan captar la demanda distinta del verano y con una propuesta acorde al verano
  5. Entender si existen posibilidades de extender el negocio más allá del verano, con una continuidad en los meses de invierno aunque sea mínima
  6. Y por último, si es la primera vez, contar con el asesoramiento necesario de gente que haya pasado por la misma experiencia.

Algunas frases y comentarios de esta nota han sido publicados en la nota “Los 5 pecados de los negocios del verano” publicada en el Cronista Comercial.

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Diego Regueiro

Director Ejecutivo
www.marketingyestrategia.com


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