Google, mi médico

Sabemos muy bien que la tecnología ha ido cambiando algunos hábitos de la gente, pero a veces perdemos conciencia de QUE Tanto cambio ha generado.  Algunos ejemplos son la mejor pauta. Y si no, que mejor muestra que el uso de Google para sacarnos “ dudas”. Los buscadors se han erigido como “cunas del saber“. 

Este nuevo hábito no sólo se limita a buscar nuevos productos o comparar propuestas  o localizar ofertas o distintos lugares de consumo. Su uso ha trascendido fronteras, que llegan hasta áreas impensadas o tal vez algo “peligrosas”.

Una de esas áreas es el uso de Google para consultar temas médicos. Un estudio reciente en Alemania realizado por Ogilvy indica que Google es el primer lugar de referencia de información en temas de salud entre las personas de 18 a 25 años. Es consultada en un 94% por sobre otras fuentes de información, como lo son un médico, un amigo o sus padres.

Al ver estos datos, no me sorprendió: debo confesar que como padre he caído en la tentación de Google para consultar temas relacionados con mis hijos, incluso de salud. La primera reacción es: ¿qué tan seguro es Internet como medio de consulta de estos temas críticos? ¿Podemos basar una acción en función de la información reinante? Seguramente, NO.  Google no es un doctor, aunque contenga información útil y abundante. Google NO reemplaza a la acción de ningún médico.  Puede orientarnos primariamente, pero no debe ser motivo de diagnóstico o de soluciones o de ninguna acción médica. El peligro es enorme si nos “automedicamos” gracias a este doctor virtual. Tenemos que ser responsables, chequear fuentes confiables, y no dejarnos llevar por comentarios sin fundamentos profesionales validados.

Pero existe un pormenor aún más profundo. Aún sabiendo sus riesgos… ¡es el lugar de consulta! Aún sabiendo que NO es la opción o sus peligros, ¡igualmente se la usa para esto!. ¿Por qué? Seguramente, por su comodidad y familiaridad. Google es cómodo, porque nos da respuestas inmediatas y en segundos. Y nos es familiar, dado que lo usamos regularmente. Es mucho más fácil consultar al Dr. Google, que tomarnos el trabajo de llamar al médico o concurrir a una guardia médica.

¿Entonces?  Más allá de nuestros propios hábitos, existe una responsabilidad mayor que Internet tiene que empezar a asumir, especialmente en los jóvenes. Así como en wikipedia.org, el contenido es libre pero supervisado  por voluntarios, para ciertos temas como el de la salud, Internet no puede ser un libro abierto y sin control. ¿Quién es responsable si, siguiendo  un consejo de Internet, un ser querido se ve perjudicado en su salud?

En síntesis, Google no es un médico. Como usuarios, debemos saber que es sólo un lugar de referencia más. Pero como transmisores de contenido, los buscadores deben trabajar para darle la mayor autenticidad y responsabilidad posible a lo que se publica, especialmente en estos temas críticos. Me consta que trabajan en este rumbo, pero todavía falta mucho por recorrer.

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Diego Regueiro

Director Ejecutivo
www.marketingyestrategia.com


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