
Hace algunos años tenía un jefe muy eficiente, organizado y trabajador, muy capaz y bien conceptuado en la empresa; una buena persona en el trabajo y en la intimidad, pero con una marcada debilidad: le costaba admitir un error. Recuerdo una vez en una reunión en que, dada una situación que había salido mal, motivada…Continúa leyendo Te pido No disculpas